jueves, 25 de febrero de 2016

Las catedrales góticas

Hoy quiero hablaros de la arquitectura gótica. Este tipo de arte arquitectónico dejó atrás a las iglesias románicas, caracterizadas por ser bajas y macizas debido a las bóvedas de cañón y los tejados muy pesados, para comenzar a hacer catedrales altas y llenas de vidrieras.

La basílica de Saint Denis fue la precursora en el nacimiento de este estilo. Se encuentra cerca de Francia, y en ella se enterraron a numerosos reyes franceses. El Padre Abad Suger, cuyo origen era más bien humilde, fue el primer consejero del rey. Actuaba como regente cuando este se iba a luchar en las Cruzadas. El hecho de venir de una familia pobre no le impidió amar la riqueza, y esto despertó en él una obsesión; mostrar la gloria de Dios y de la Iglesia. Esta motivación estaba justificada por la teología de la luz.
Suger decía que el vino, la sangre de Cristo, no podía estar en una vasija ordinaria, que debía de estar en un cáliz lujoso, y también afirmó que las reliquias no podían ser exhibidas en la oscuridad de las iglesias románicas. Fue por esto que derrumbó el antiguo presbiterio de la basílica y lo mandó reconstruir con grandes ventanas.

Así comenzó el cambio de la oscuridad románica a la luz gótica. Para ello pidió ayuda económica a reyes y burgueses, los cuales aceptaron financiar su proyecto. Con el gótico nacieron las bóvedas de crucería, y comenzaron a usar pilares para sostenerlas, y gracias a los arcos ojivales el peso se canalizó y distribuyó mejor, por lo que estas construcciones pudieron ser más altas. Las paredes perdieron la función de muro de carga que poseían en el románico, y esto les dio ligereza a las iglesias y la posibilidad de llenarlas de ventanas y vidrieras, permitiendo así que fuesen más luminosas.

En un primer momento, para sostener las grandes naves, buscaron las siguientes soluciones; apuntalaron las naves con tribunas, y debajo de ellas crearon dos galerías en lugar de una, y probaron con los pesados y antiestéticos contrafuertes de las iglesias románicas. Finalmente inventaron los arbotantes, que son arcos rampantes que proyectaban la tensión y el peso hacia abajo.
Las catedrales góticas no solo cumplían la función de ser enormes templos en los que los fieles se reunían para celebrar sus liturgias, sino que también servía para albergar peregrinos y como centro cívico y de refugio. Las catedrales eran el orgullo de sus ciudades, y estas ciudades competían entre ellas para ver cuál era más poderosa según la que tuviese la catedral más grande.
En este arte los arquitectos dejaron de ser anónimos. Comenzaron a ser contratados, y a su vez a contratar ayudantes, por lo que los constructores comenzaron a tener privilegios.

Este estilo se sitúa cronológicamente entre los años 1140 con la abadía de Saint Denis (en el año 1150 este estilo ya se esparce por toda Francia) hasta el siglo XV en Italia, donde se implantó el Renacimiento y siglo XVI en el resto de países en los que el Gótico tenía un gran peso.

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