jueves, 3 de marzo de 2016

Comentario del Moisés de Miguel Ángel.



Esta imagen escultórica se trata de Moisés, tallada por Miguel Ángel Buonarroti durante el Cinquecento Italiano, en 1515. Es una escultura exenta (aunque solo se puede observar frontalmente debido a la configuración del sepulcro), esculpida en mármol blanco de carrara y de un tamaño de 235 centímetros. Es la figura central en la tumba del Papa Julio II, que se encuentra en la iglesia de San Pedro in Víncoli (Roma). Pertenece al renacimiento y es un tema bíblico.
 Podemos ver a Moisés, en actitud sedente, sujetando con un brazo las tablas de los diez mandamientos y tocando su larga barba. De su cabeza surgen dos cuernos y sus vestimentas corresponden a las de un filósofo.

Esta escultura presenta una importante tensión dramática y un gran patetismo. Miguel Ángel jugó con su mirada fija, su rostro colérico, sus piernas (una adelantada y la otra retraída), la longitud de su barba, el juego de pliegues de su ropa y la potente fuerza muscular que irradia este profeta para transmitirnos el momento de más carga dramática de este personaje. La composición es cerrada, y se estructura en un eje vertical desde la cabeza hasta el pliegue que hay entre las piernas del profeta, y su figura queda enmarcada por dos líneas rectas verticales en sus extremos.


 Miguel Ángel sabía perfectamente como esculpir el cuerpo humano, y esto se hace visible en el exquisito tratamiento anatómico que posee esta escultura. Podemos apreciar los músculos bien definidos de sus extremidades en tensión, como si de un atleta se trataran a pesar de su avanzada edad y la rabia en sus ojos. Sus ropajes poseen un juego de pliegues que ayuda a representar la tensión y cierto movimiento.
 En conclusión, esta escultura posee un naturalismo asombroso, y junto a la luz que resbala por el mármol blanco, los pliegues (de gran naturalismo) crean un juego de luces y sombras otorgando a la figura un rotundo volumen.

El tema de esta escultura pertenece a un pasaje del Antiguo Testamento. Moisés regresa del monte Sinaí con las Tablas de la Ley y ve como los israelitas han abandonado el culto a Jehová adorando en su lugar a un Becerro de Oro. La escultura representa el momento en el que Moisés observa encolerizado la idolatría del pueblo de Israel hacia el becerro. Minutos después rompería las tablas de la ley en mil pedazos­.
Miguel Ángel era un maestro de la escultura, y entre sus influencias consta el grupo escultórico del Laooconte y sus hijos. Podemos observar una amplia influencia de este conjunto en algunas de las figuras de la Capilla Sixtina, en los dos esclavos de la tumba de Julio II, la escultura de San Mateo o en el Moisés. La influencia parece mayor si al ver las obras de Miguel Ángel sentimos estar mirando por una ventana al arte clásico.

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